Pero claro, esto no es vida. No puedo pasarme la vida durmiendo porque sería como estar ya muerta: vivir sin vivir. Sin saber nada del mundo ni de las personas que me importan realmente. Al final, me daría mucha pena verme viejecita y pensando que no he vivido nada, que los días y años fueron pasando mientras yo simplemente dormía...
Los que me conocéis sabéis que nunca he sido una persona "parada" y tranquila... Inactiva. Si no más bien todo lo contrario, incluso casi sin poder, he hecho muchas cosas simplemente porque me apetecían o porque no podía estar quieta ni un minuto, pues incluso cuando trabajaba y a parte me tenía que hacer cargo de la casa, la niña, etc.... Cuando terminaba con todo y ya había recogido lo de la cena, me sentaba en la butaca a hacer punto de cruz porque me relajaba. Pues esto de estar sentada viendo la tele y sin nada más que hacer, me consumía los nervios.
Esa era más o menos mi vida. Y no me arrepiento, porque estaba feliz de poder hacer lo que quería. Cansada, pero feliz. Después, cuando me acostaba, era cuando aprovechaba unos minutos para hacer mi meditación diaria, aunque a veces la hacía cuando me estiraba un ratito antes de ir a buscar a la niña al colegio. Ahí también aprovechaba para meditar un rato y por la noche lo que hacía era enviar energía a nivel mental a aquellas personas que me lo habían pedido porque lo necesitaban, y junto a otras personas que todas juntas formábamos un grupito, lo hacíamos cada uno en su casa pero a la misma hora.
Y seguía siendo feliz porque me sentía llena y que realmente estaba ayudando a otras personas a curar sus enfermedades o problemas, y luego dormía como un bebé... Sin preocupaciones ni nada, pues si tenía alguna, "hablaba" mentalmente con mi Guía o el Dios de mi corazón, poniendo el problema o situación en Ellos, con la confianza de que me ayudarían a solucionarlo y no volvía a pensar más en ello, sino que simplemente cerraba los ojos y me dormía enseguida como un tronco. Esto es lo mejor que hay: La Paz Interior. Que para mí era esto: el poder dormir de un tirón y sin preocupaciones porque todo se arreglaba como por arte de magia.
Pero ahora lo he perdido.... Por culpa de la depresión que cogí empecé que me costaba mucho meditar. Casi era incapaz de concentrarme ni cinco minutos, y así cada día menos, hasta que lo dejé porque llegó un momento en que no me importaba ya nada. Me metí en mí misma y no era capaz de ver más allá de mi nariz. Y esto coincidió con el abandono del nido de nuestra única hija que ya había terminado la Universidad y se fue a trabajar a otra ciudad porque desde los 15 años era su ilusión vivir allí, y yo, no era nadie para prohibírselo, pues los hijos no nos pertenecen, simplemente tenemos que estar ahí a su lado, por si les pasa algo escucharles y ayudarles en lo que podamos. Pero nada más.
El caso es que me fui hundiendo en ese pozo oscuro y profundo cada día más y el grupo donde estaba empezaron a alejarse de mí.
Pero éste es otro tema que ya tocaré más adelante...
Un abrazo enorme de corazón a corazón con todo mi cariño,