Hoy me siento así....
Y estoy cansada... agotada...
Sin fuerzas ni ánimos para luchar.
Quizás mi gran error ha sido y es este: El luchar contra el dolor. Contra lo inevitable.
Tal vez lo único que tenía que hacer era aceptarlo y dejarlo vivir en mí...
Dejar que conviviera dentro de mi cuerpo y me invadiera por completo sin oponer resistencia, sino todo lo contrario: mimándolo, acunándolo... dejando que se acomodara y se sintiera a sus anchas.
Pues bien. Ya está. Ya lo he hecho.
Lo dejo. Lo acuno. Lo acomodo.
Bienvenido dolor. Esta es tu casa. Mi cuerpo ya no me pertenece. Es tuyo por entero.
Te lo cedo.
Te lo regalo.
Tratalo bien porque no tengo otro. O mejor, destruyelo por entero y haz que desaparezca.
Me abandono por entero.
Adios lucha. Hola ensoñación.
Con languidez y sin emoción,
Leonor
*Después de mas de un año de intentarlo evitar, en el día de hoy me doblego al fin y decido doblar la dosis de morfina y empezar a tomar ansiolíticos y porquerías por el estilo.